Pilar Vera, docente del Máster Oficial Online en Dirección y Gestión de Personas de la Escuela de Negocios de la UEMC ha sido premiada como la Mejor Docente del Año en los Premios AEEN que otorgan cada año.

Este año, dos docentes de UEMC Business School optaban a este reconocimiento, Pilar Vera y Sergio Edú Valsania, ambos docentes del mismo Máster. Finalmente, la Asociación Española de Escuelas de Negocio (AEEN) ha decidido que fuera Pilar Vera la premiada.

Tras recibir el galardón en la sede del Banco Sabadell, pudimos hacerle una entrevista una entrevista para nuestra #RevistaUEMC Business School:

-¿Qué se siente al ganar el premio a la Mejor Docente Del Año?

 No diré eso de que los premios no son importantes, que sólo cuenta la satisfacción diaria del trabajo bien hecho… porque la verdad es que considero un honor haber sido premiada como la Mejor Docente por la AEEN. El mejor reconocimiento viene sin duda de los alumnos y alumnas que al terminar un curso se dirigen a ti agradecidos por lo aprendido y, sobre todo, con ganas de seguir aprendiendo. Ese es el mejor reconocimiento. Pero que los colegas de profesión premien tu labor, es un impulso muy importante para desde ya ponerte a hacer las cosas mejor, a planificar las clases, a diseñarlas para aquellos que van beneficiarse de ellas, a innovar, a poner al alumno en el centro, a priorizar el aprendizaje y no la enseñanza…

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-¿Eres maestra por vocación?

 Sí, sin duda. Algunos pueden pensar que vocación tardía, pues no fue hasta 15 años después de comenzar mi carrera profesional, cuando comencé con la docencia. Pero creo que siempre ha estado ahí y ahora tengo el privilegio de poder hacerla realidad. Además creo que esta oportunidad ha llegado (o más bien la he buscado) en el momento justo. Tras años de experiencia en el campo de la Comunicación Interna y RRHH, es ahora cuando siento que tengo mucho que transmitir.

 -¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan los docentes?

 Me gustaría resaltar dos: la brecha generacional y la necesidad de innovación.

Igual parece exagerado hablar de brecha generacional cuando en muchos casos los profesores somos relativamente jóvenes y los estudiantes que ya abandonaron la etapa escolar hace tiempo (puesto que hablamos de estudiantes de Escuelas de Negocios), pero los tiempos cambian tan deprisa que una diferencia de por ejemplo diez años, equivale a una diferencia de unos treinta hace apenas unas décadas. Los docentes tenemos el reto de ponernos en lugar de los estudiantes, de comprender su perspectiva. Y con ello no me refiero a ceder en sus exigencias de inmediatez y preferencia por lo visual, por ejemplo, pero sí al menos comprender que ellos parten de una forma de entender el presente distinta.

Con respecto a la necesidad de innovación, de nuevo he de aludir a la rapidez de los cambios hoy en día. Si los docentes no innovamos tanto en contenidos como en formas de impartir los cursos, nos quedamos obsoletos en un abrir y cerrar de ojos. Pero esto es lo atractivo de nuestra profesión: sobre docencia no está todo escrito y encuentro a las Escuelas de Negocios muy abiertas a dejarnos innovar.

 -¿Qué competencias y habilidades tienen que trabajar ahora los docentes para lograr conectar con los alumnos?

 Al tiempo que en la pregunta anterior no dudaba en hablar de innovación, ya no como un “nice to have” como era antes sino como un “must” rotundo, creo que hay una competencia algo clásica pero igual de potente que no debemos olvidar. Se trata de la escucha. Si me pongo en el lugar del alumno, no comprendo cómo puede entrar por la puerta (o por la pantalla de nuestro ordenador o dispositivo) un docente, “soltar” su materia e irse.

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-¿Cómo concibes la innovación educativa?

 Para mí la clave es ir al ritmo del resto de sectores. No creo que tengamos que renunciar a los principios educativos y didácticos consolidados con éxito para rendirnos a la seducción de las modas. Pero sí por un lado aprovechar las herramientas más avanzadas si son efectivas para nuestros objetivos y, por otro, y más importante, conectar con el alumnado con un “lenguaje” común para no incrementar la distancia entre alumno y docente.