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La economía real y las Bolsas, ¿están correlacionadas?

¿Creéis que la economía real y las Bolsas están correlacionadas? Durante la pandemia hemos podido ver cómo mientras las noticias que escuchábamos en los informativos eran muy negativas, la Bolsa subía. ¿Qué es lo que ha pasado exactamente?

Sofía Ruiz, docente del Máster Oficial Online en Dirección y Planificación Financiera de la Escuela de Negocios de la UEMC, ha sido la ponente de la #UEMC Business SchoolOpenClass del mes de octubre. Una clase dirigida a inversores potenciales, para quienes la información es la base de todo.

Un inversor debe conocer el pasado para anticiparse al futuro, además de conocer muy bien el entorno y las empresas donde invertir. Por lo tanto, antes de tomar decisiones que influyan en su dinero y sus rendimientos, deben estar muy bien informados. Por ello, hay que tener en cuenta la frase de “la historia se repite” (principio del funcionamiento de la Teoría de Dow para el análisis técnico).

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En esta sesión pudimos ver la evolución de la Bolsa, vinculada con los periodos de recesión y expansión económica, ya que, de la relación entre la economía real y las cotizaciones, se pueden extraer muchas recomendaciones de inversión en tiempos convulsos.

Repasando los inicios de la crisis de la Covid19, resalta cómo las bolsas en EEUU comenzaron bajando las primeras semanas, para luego recuperar los niveles anteriores a la crisis, ¿cómo se puede explicar que las cotizaciones subieran en un periodo de crisis económica tan pronunciada?

Como explicaba entonces el Premio Nobel Paul Krugman, ”las repercusiones económicas de los precios bursátiles deben recordar tres normas. La primera, que la Bolsa no es la economía. La segunda, que la Bolsa no es la economía. Y la tercera, que la Bolsa no es la economía”. De ahí que se pueda pensar que, contra todo pronóstico, la correlación entre mercados y crecimiento económico no es tan estrecha como cabría esperar.

En esta sesión, vamos a repasar los ciclos económicos vinculados con la evolución bursátil a lo largo de la historia, con el fin de extraer nuestras propias conclusiones.

La economía real y las Bolsas

El impacto de la crisis económica por la pandemia del coronavirus es muy fuerte a nivel global, pero es especialmente dura en España, donde el paro se disparará a cifras que podrían rebasar el 20% de la población activa.

Actualmente, como vemos en la fotografía, el PIB mundial es negativo. Esto supone una bajada, pero se prevé un crecimiento del 5.2% para 2021. Así, el FMI espera que el PIB mundial caiga un 4,4% en 2020, gracias al mejor comportamiento de China, la única que crecerá en 2020 con +1,9% previsto. Si observamos la fotografía, el crecimiento negativo más alto es el de España, pero se espera una recuperación económica en V con el repunte de 2021.

Tener inflación es recomendable, pero no mucha

El organismo espera que el distanciamiento social continúe en 2021 y no será hasta finales de 2022 cuando la transmisión del virus a nivel local se vea reducida.

Nuevas tensiones comerciales en el horizonte. La Organización Mundial del Comercio ha dado luz verde a la Unión Europea para imponer aranceles por 3.400 millones de euros a productos estadounidenses. Advierte de que la reactivación será desigual por sectores y por países y proyecta que, a excepción de China, el resto de principales economías, tanto emergentes como desarrolladas, no recuperarán el nivel pre-Covid hasta 2022.

La recuperación será desigual por países y por sectores

Efectos del confinamiento

“El confinamiento ha sido un shock para la economía, una falta de estímulo total. Y esto no se va a recuperar hasta dentro de dos años”, afirma la docente de UEMC Business School.

La recuperación será más lenta en aquellos países que sean más dependientes de servicios que requieren un contacto intensivo, como el turismo, y en los exportadores de materias primas. Es el caso de España, país en el que la recuperación va a ser mucho más lenta.

La intensidad y persistencia de la Covid se puede traducir en daños permanentes en las perspectivas del crecimiento global en el medio plazo, principalmente debido al fuerte ajuste en los mercados laborales, tanto cíclico como estructural, así como en cuanto a la inversión, tanto en equipo como en capital humano.

De hecho, tras el repunte en el 2021, el FMI prevé que el crecimiento mundial se vuelva más lento de forma gradual hasta el 3,5% en el 2025.

Los riesgos siguen marcados a la baja: las perspectivas de la recuperación están atadas a la evolución de la pandemia y a las medidas impuestas para contenerla.

Medidas necesarias para mitigar los daños de la crisis

El FMI señala que es necesaria una mayor colaboración internacional para combatir la propagación del virus. Reconoce que se están realizando grandes avances en el desarrollo conjunto de pruebas, tratamientos y vacunas y que hay que cerrar fronteras.

Las políticas públicas deben continuar centrándose con firmeza en evitar que la crisis genere daños económicos que persistan en el tiempo. Los gobiernos deben continuar ofreciendo apoyo a través de transferencias monetarias focalizadas, subsidios salariales y seguros de desempleo, ERTES. En estos momentos es necesario ayudar a que las empresas sobrevivan y aguanten esta situación.

En el futuro, a medida que la recuperación se fortalezca, las políticas deben reorientarse para facilitar la reasignación de los recursos desde sectores con probabilidad de contraerse a largo plazo (por ejemplo, el turismo) hacia sectores de crecimiento (comercio electrónico). 

Para evitar quiebras a gran escala y asegurar que los trabajadores puedan volver a empleos productivos, las empresas vulnerables que sean viables deben seguir recibiendo apoyo en forma de aplazamientos del pago de los impuestos, moratorias del servicio de la deuda e inyecciones de capital. Ante situaciones como la que estamos viviendo, los gobiernos deben apoyar a la población. Y todas estas medidas que estamos comentando deben mantenerse en el futuro. Hay que invertir en sectores que duren más a largo plazo.

Por lo tanto:

  • Las políticas deben diseñarse con la vista puesta en situar las economías en trayectorias de crecimiento que sean más fuertes, más equitativas y sostenibles en el tiempo.
  • El estímulo de política monetaria a escala mundial, si bien considerado por el FMI como fundamental para la recuperación, debe complementarse con medidas para evitar la acumulación de riesgos financieros a medio plazo.
  • Por su parte, el necesario gasto fiscal y la caída del PIB han llevado las ratios de deuda soberana a máximos históricos.
  • Aunque las bajas tasas de interés, junto con el repunte del crecimiento que se proyecta en 2021, estabilizarán las ratios de deuda de muchos países, sería beneficioso contar con un marco fiscal a medio plazo que aporte confianza en la sostenibilidad de la deuda.
  • En el futuro, los gobiernos deberían aumentar la progresividad de sus impuestos para que las empresas contribuyan con su parte correspondiente de impuestos, así como eliminar gastos innecesarios.

En el caso concreto de España, es una de las economías más impactadas por la Covid debido, en gran parte, a sus características estructurales (preponderancia del sector terciario, especialmente el turismo, tejido empresarial de reducido tamaño y elevada temporalidad).

La mayor intensidad del rebote el año próximo se apoya en el impacto positivo que tendrán los fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, si bien la eficiencia en la coordinación, la ejecución y la supervisión de los planes de inversión será fundamental.

En cualquier caso, los niveles pre-Covid no se recuperarán hasta, al menos, el 2023. También se producirá una intensa destrucción de empleo, lo que elevará la tasa de paro hasta cerca del 17% de la población activa en 2020 y 2021, casi tres puntos más que en 2019.

Por lo tanto, se pronostica una caída del 12,8% en 2020, a la cabeza del mundo desarrollado, para recuperar un 7,2% en 2021, cuando hace tres meses se estimaba un 6,3%. 

¿Dónde está aquí la crisis?

La economía real y las Bolsas

En este gráfico podemos observar lo bien que lo están haciendo las empresas tecnológicas (Amazon, Apple, Facebook y Google). El precio de las acciones está subiendo desde el 16 de marzo, sobre todo el de Amazon y Apple. Estas empresas, basadas en la digitalización, nos han dado soporte durante todo el confinamiento: en el teletrabajo, en el entretenimiento…

Además, el teletrabajo y las compras online han venido para quedarse, ya que a raíz del confinamiento, son muchas las personas que han modificado sus costumbres.

De hecho, en este gráfico podemos ver cómo la gran favorecida de esta pandemia ha sido Amazon.

La economía real y las Bolsas

El índice tecnológico Nasdaq Composite se sitúa un 20% por encima del nivel de hace 12 meses. Se le considera inmune ante cualquier escenario, siendo el gran ganador de una situación como la actual. La creciente digitalización de nuestra actividad está salvando la situación gracias al teletrabajo, el entretenimiento no presencial, la gestión de datos o la comunicación entre ciudadanos, pilares sobre los que se sustentará esta “nueva normalidad” que puede durar mucho tiempo. 

La economía real y las Bolsas

En este gráfico vemos una comparativa entre los principales índices bursátiles del mercado estadounidense: el Dow Jones, el el S&P 500 y el Nasdaq. Enseguida podemos verificar cómo los índices de EEUU están más boyantes que los de España. Los tres están en niveles por encima de la crisis. No obstante, podemos observar algunos vaivenes relacionados con las noticias que iban saliendo de la vacuna, ya que ante la incertidumbre que rodeaba todo este tema, los inversores optaban por vender.

¿Y qué pasa en Europa?

La economía real y las Bolsas

En este gráfico podemos observar el Dax Alemán. Según Sofía Ruiz, “no está mal en comparación con el resto de Europa, ya que solamente Alemania ha recuperado niveles anteriores”.

La economía real y las Bolsas

Aquí vemos la comparativa de índices de diferentes países: Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. El que peor va es el índice inglés, ya que ellos además de tener la pandemia del coronavirus, tienen el Brexit, que tampoco les está ayudando mucho. 

La economía real y las Bolsas

Ahora veamos la comparativa con nuestro Ibex-35, que tiene una pérdida anual acumulada del 26%.

grafico 19 Tal y como vemos en el gráfico, el Ibex sigue bajando. “Muchos de los 35 valores son bancos y en estos momentos, los bancos no están teniendo resultados muy buenos, ya que están sufriendo los efectos de la pandemia y esto provoca que lastren los índices”, aclara Sofía Ruiz. Además de los bancos, IAG también está obteniendo datos muy negativos. La debacle de la aerolínea se debe a la reducción significativa de la capacidad de pasajeros, expresada en términos de asientos-kilómetros ofertados en los últimos meses. grafico 20 Pero no todo es negativo. Pharma Mar, por ejemplo, no para de crecer. grafico 21 Esta compañía farmacéutica sigue creciendo exponencialmente y los inversores siguen creyendo en ella, en especial tras su acuerdo con Jazz Pharmaceuticals y sus posibilidades con el Aplidin en la pandemia. ¿Hay divorcio entre los mercados y la economía real? Ya en junio, el Confidencial publicaba “la crisis económica que viene, explicada a todo el mundo”, para explicar la lógica de la diferencia entre el recorrido de las bolsas y el de la economía de la mayoría de la gente. “La diferencia entre los índices bursátiles y los datos de empleo, consumo, hipotecas, salarios o paro, eso que conforma la cotidianidad de la mayoría de la gente, es un buen retrato de los dos caminos que ha tomado la economía”. Los motivos se vinculan con las desigualdades pueden ser: Las bolsas se anticipan al futuro Las cotizaciones actuales pueden deberse al optimismo por la inminente aparición de vacunas eficaces contra la COVID‑19 que permitirán un modelo de confinamiento más limitado y selectivo. Los bancos centrales bajaron los tipos de interés hasta casi cero Como los mercados están convencidos de que es poco probable una subida de tasas en un futuro cercano, los precios de activos duraderos (casas, arte, oro, hasta el bitcoin) recibieron un impulso generalizado al alza. Y como los flujos de ingresos de las empresas tecnológicas se extienden a gran distancia en el futuro, fueron las más beneficiadas por los bajos tipos de interés. Pero tampoco está claro que los mercados tengan razón al anticipar que este contexto de tasas bajas durará para siempre. Los bancos centrales han dado respaldo directo a los mercados de bonos privados. Había muchas grandes firmas en situación de riesgo, dado su endeudamiento, y este parón económico amenazaba seriamente su continuidad, sin embargo, garantizando la compra de sus bonos, se ha tranquilizado a los inversores, con lo que las acciones han subido. Esto ha provocado que mientras las clases medias y las trabajadoras atraviesan momentos muy difíciles, las clases propietarias de activos salen reforzadas. Y los mercados tendrán que darse cuenta de que el respaldo ilimitado con dinero público no durará para siempre. El crecimiento de la demanda En la actualidad, la mayor parte del gasto interno tiene lugar en restaurantes, bares, hoteles, centros turísticos, gimnasios, ocio, así como en educación, sanidad y vivienda. La gente seguirá comiendo y bebiendo, pero lo hará menos fuera de casa, al contar con menos recursos. También viajarán menos, saldrán de ocio en menor medida... A la bajada de ingresos en esos sectores, se sumará la presión por las deudas. Algunas provendrán de los retrasos en el pago de alquileres o hipotecas, o en los préstamos para el consumo. Por lo tanto, el perjuicio económico de la COVID‑19 recae en pequeñas y medianas empresas (bares, peluquerías, servicios…) que no están presentes en los mercados bursátiles (más afines a la producción industrial) La mala situación del Estado y de los gobiernos locales llevarán a reducir gastos para pagar las deudas en las que se incurran en estas fechas, lo cual afectará a las empresas y supondrá más pérdida de empleos y menos servicios. Las PYMES son las más afectadas por esta pandemia. Mientras las clases trabajadoras atraviesan momentos difíciles, las clases propietarias de activos salen reforzadas. ¿Cómo afecta todo esto a los inversores? Mientras las altas cotizaciones bursátiles no se sustenten en una recuperación (sanitaria y económica) generalizada, los inversores no deberían fiarse mucho de las ganancias exageradas que están obteniendo durante la pandemia. Al fin y al cabo, todo lo que sube puede bajar.

Tal y como vemos en el gráfico, el Ibex sigue bajando. “Muchos de los 35 valores son bancos y en estos momentos, los bancos no están teniendo resultados muy buenos, ya que están sufriendo los efectos de la pandemia y esto provoca que lastren los índices”, aclara Sofía Ruiz.

Además de los bancos, IAG también está obteniendo datos muy negativos. La debacle de la aerolínea se debe a la reducción significativa de la capacidad de pasajeros, expresada en términos de asientos-kilómetros ofertados en los últimos meses. 

La economía real y las Bolsas

Pero no todo es negativo. Pharma Mar, por ejemplo, no para de crecer.

La economía real y las Bolsas

Esta compañía farmacéutica sigue creciendo exponencialmente y los inversores siguen creyendo en ella, en especial tras su acuerdo con Jazz Pharmaceuticals y sus posibilidades con el Aplidin en la pandemia. 

¿Hay divorcio entre los mercados y la economía real?

Ya en junio, el Confidencial publicaba la crisis económica que viene, explicada a todo el mundo”, para explicar la lógica de la diferencia entre el recorrido de las bolsas y el de la economía de la mayoría de la gente.

“La diferencia entre los índices bursátiles y los datos de empleo, consumo, hipotecas, salarios o paro, eso que conforma la cotidianidad de la mayoría de la gente, es un buen retrato de los dos caminos que ha tomado la economía”.

Los motivos se vinculan con las desigualdades pueden ser:

  • Las bolsas se anticipan al futuro

Las cotizaciones actuales pueden deberse al optimismo por la inminente aparición de vacunas eficaces contra la COVID‑19 que permitirán un modelo de confinamiento más limitado y selectivo.

  • Los bancos centrales bajaron los tipos de interés hasta casi cero

Como los mercados están convencidos de que es poco probable una subida de tasas en un futuro cercano, los precios de activos duraderos (casas, arte, oro, hasta el bitcoin) recibieron un impulso generalizado al alza. Y como los flujos de ingresos de las empresas tecnológicas se extienden a gran distancia en el futuro, fueron las más beneficiadas por los bajos tipos de interés.

Pero tampoco está claro que los mercados tengan razón al anticipar que este contexto de tasas bajas durará para siempre.

  • Los bancos centrales han dado respaldo directo a los mercados de bonos privados.

Había muchas grandes firmas en situación de riesgo, dado su endeudamiento, y este parón económico amenazaba seriamente su continuidad, sin embargo, garantizando la compra de sus bonos, se ha tranquilizado a los inversores, con lo que las acciones han subido.

 Esto ha provocado que mientras las clases medias y las trabajadoras atraviesan momentos muy difíciles, las clases propietarias de activos salen reforzadas. Y los mercados tendrán que darse cuenta de que el respaldo ilimitado con dinero público no durará para siempre.

  • El crecimiento de la demanda

En la actualidad, la mayor parte del gasto interno tiene lugar en restaurantes, bares, hoteles, centros turísticos, gimnasios, ocio, así como en educación, sanidad y vivienda. La gente seguirá comiendo y bebiendo, pero lo hará menos fuera de casa, al contar con menos recursos. También viajarán menos, saldrán de ocio en menor medida… A la bajada de ingresos en esos sectores, se sumará la presión por las deudas. Algunas provendrán de los retrasos en el pago de alquileres o hipotecas, o en los préstamos para el consumo.

Por lo tanto, el perjuicio económico de la COVID‑19 recae en pequeñas y medianas empresas (bares, peluquerías, servicios…) que no están presentes en los mercados bursátiles (más afines a la producción industrial)

La mala situación del Estado y de los gobiernos locales llevarán a reducir gastos para pagar las deudas en las que se incurran en estas fechas, lo cual afectará a las empresas y supondrá más pérdida de empleos y menos servicios.

Las PYMES son las más afectadas por esta pandemia. Mientras las clases trabajadoras atraviesan momentos difíciles, las clases propietarias de activos salen reforzadas.

¿Cómo afecta todo esto a los inversores?

Mientras las altas cotizaciones bursátiles no se sustenten en una recuperación (sanitaria y económica) generalizada, los inversores no deberían fiarse mucho de las ganancias exageradas que están obteniendo durante la pandemia. Al fin y al cabo, todo lo que sube puede bajar.

La economía real y las Bolsas

Otras razones más profundas para la actual desconexión entre el mercado bursátil y la economía real:

  • Las acciones están tan altas precisamente porque la economía en conjunto está débil.
  • Los inversores tienen acceso a dinero barato y están comprando acciones en parte porque no tienen ningún otro sitio dónde invertir.
  • ¿Cuál es la principal alternativa a invertir en acciones? Comprar deuda pública.
  • La rentabilidad es próxima a cero o negativa.
  • ¿Y por qué están tan bajos los tipos de interés?
  • El mercado de bonos prevé que la economía se mantenga deprimida varios años y cree que la Reserva Federal mantendrá las políticas de dinero fácil en un futuro predecible.
  • Se tiene la sensación de que las acciones están fuertes precisamente porque la economía real está débil.

Ya lo decía Paul Krugman:

“No presten atención al Dow Jones; concéntrense en esos puestos de trabajo que están desapareciendo”

Por lo tanto, ¿están realmente divorciados los mercados de la realidad?

  • No necesariamente. 
  • Los negocios tecnológicos cada vez pesan más en los índices.
  • La abundante liquidez del sistema se nutre de la actividad bursátil, basada en una ‘fe ciega’ en las capacidades de bancos centrales para aguantar en los peores momentos.
  • Trasvase de posiciones desde la renta fija por algún miedo a que la inflación de una forma u otra llegue en algún momento.
  • No necesariamente tendremos mercados de bolsa y crédito que se hayan podido desconectar de la realidad.

¿Qué deberíamos esperar?

  • Los gobiernos deben garantizar una base más sólida para el crecimiento que no solo beneficie a los sectores con más recursos.
  • Los inversores deben ser más cuidadosos y reducir su exposición al riesgo.
  • Las empresas deben resistir la tentación de utilizar la deuda para la ingeniería financiera, las recompras de acciones y los bonus para sus directivos.
  • Lo que está por ver es cuánto durará esta situación y cómo terminará, si al final es una “burbuja” que se acaba de forma abrupta.
  • El Crack del 29 fue la mayor caída del mercado de valores de la bolsa estadounidense en toda la historia, lo cual afectó, no solamente a Estados Unidos. 
  • Entre las consecuencias que se dieron por la caída de la bolsa estadounidense y que pudieron afectar a la situación económica posterior están:
  1. Cierre de numerosas empresas. Ruina de bancos y clientes. 
  2. Bajada de precio de los productos por la disminución del poder adquisitivo de los ciudadanos. 
  3. Proteccionismo de muchos países: reducción de los acuerdos comerciales. 
  4. Aumento del desempleo por las crisis en las empresas. 

¿Estamos frente a un auténtico colapso en la mayor economía del planeta, con todas las consecuencias para el resto del mundo? Algunos analistas dicen que la economía mundial empieza a inclinarse hacia una Depresión. 

La gran diferencia entre recesión y depresión radica en el tiempo de duración de la crisis

Una recesión puede durar meses o incluso algunos analistas hablan de hasta 2 o 3 años, pero con altibajos en los índices de crecimiento, una depresión es una recesión de larga duración (más de 2 años), y los índices de crecimiento bajan constantemente, lo que provoca efectos devastadores para la economía o las economías que la padecen. Por ejemplo, la Gran Depresión del 29 duró casi una década.

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Y nos queda todavía un efecto,  las elecciones en EEUUAunque tendremos la respuesta el martes 3 de noviembre, los resultados traerán sus efectos. ¿Conoces la teoría del Ciclo electoral? Yale Hirsch estudió los datos históricos de la bolsa americana y descubrió que los mercados suelen tener mejores resultados durante el tercer y cuarto año del ciclo presidencial. De hecho, el análisis indica que el S&P500 sube de media un 7% durante el año electoral.

¿Y si hay cambio de partido?

En condiciones normales, la evolución del S&P es un buen predictor del resultado de las elecciones. La evolución del índice en los 3 meses previos ha predicho el resultado un 87% de las veces desde 1928, y un 100% desde 1984. Si el índice sube, el presidente al cargo se mantiene. Si baja los 3 meses previos, se cambia de presidente

Esto ha ocurrido en la historia, pero las circunstancias actuales son tan especiales, que puede que sea otra excepción a la norma. Lo veremos en unos días.

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