JOY: EL NOMBRE DEL EMPRENDIMIENTO
¿Tu experiencia emprendedora ha sido fácil? Probablemente no. Esto es algo en lo que coinciden aquellos valientes que han decidido tomar el incierto camino del emprendimiento. También son muchas las películas que han intentado reflejar este proceso tanto en la pequeña como la gran pantalla. Joy es, probablemente, la más fiel. ¿Te vienes al cine con UEMC Business School?
Una historia real
Si te gustó El lado bueno de las cosas (David O. Russell, 2012) te gustará Joy. Si bien no es tan acertada, mordaz y aguda como la primera, Joy no fracasará en su empeño de sorprenderte. El mismo director, equipo y reparto aúnan fuerzas de nuevo para contar una historia real sobre la ardua tarea de hacerse un nombre por uno mismo, o lo que los estadounidenses llaman el “self-made man”, que Jennifer Lawrence se encarga de convertir en el “self-made woman”.
Joy Mangano romperá las paredes que aprisionan y encorsetan su espíritu innovador y emprendedor para poner en marcha su propio negocio, la fabricación de la “Miracle Mop” que la hizo famosa. Este artilugio incorpora nueva funcionalidades a la fregona tradicional: la calidad del algodón, la posibilidad de reutilizarlo y se escurre sola.
Aunque la historia se ambiente en la década de los años 80, los obstáculos a los que se enfrenta Joy no distan de los que hoy en día se ponen en el camino de la creación de una empresa. Atravesando las distintas fases del proyecto, desde la gestación de la idea y la búsqueda de financiación, hasta la promoción y distribución, la “Miracle Mop” conseguirá ver finalmente la luz.
Joy tiene una buena idea
La primera lección que nos enseña Joy es la de la perseverancia y la constancia. Emprender es duro e incluso descorazonador, pero el resultado es enormemente enriquecedor. Y por supuesto, no es una tarea que se pueda hacer en solitario. Se necesita el apoyo financiero, emocional y psicológico de amigos, familiares y socios que aconsejen al emprendedor. El clásico “friends, fools and family”.
¿Cómo surge la “Miracle Mop”? De la necesidad. De la más pura cotidianidad. De un hueco en el mercado. Joy, madre, trabajadora y ama de casa, inventa la famosa fregona en el simple y común acto de limpiar su hogar. Un utensilio reutilizable, duradero y barato. Algo que no sólo le solucione la vida a ella misma, sino también a gente como ella. Por tanto, no es una mera idea surgida con el propósito de ganar dinero, sino que la creadora es la mejor conocedora del producto y el público. Joy ya tiene su producto diseñado y su público objetivo, pero aún le quedan muchas cosas por hacer.
Primero deberá patentarlo y conseguir la licencia de explotación, terreno en el cuál, para generar conflicto en el film, se enfrentará a la avaricia y falta de escrúpulos de otros empresarios ávidos de ganancias. Es muy interesante cómo se desarrolla este aspecto de la historia a medida que Joy y la “Miracle Mop” ganan fama y generan beneficios. Aunque los detalles legales no son los mismos en la década de los 80 y ahora, ni en Estados Unidos y España, es un aspecto que muchas veces pasa desapercibido en obras audiovisuales que abordan el tema del emprendimiento.
Para fortuna de Joy, desde el principio cuenta con un socio inversor capitalista, una suerte de Business Angel, que le aconseja en la toma de decisiones financieras. A lo largo del camino, Joy se verá obligada a pedir préstamos, segunda hipotecas y buscar otros tipos de financiación para lograr llevar a buen puerto el proyecto. Tras hacer un estudio de mercado, descubre que le sale más rentable comprar las piezas que componen su producto que fabricarlas ella misma. Con este servicio subcontratado, ampliará su margen de beneficios.
Mucho más que una fregona
En un primer momento, debido al tamaño de su empresa y los escasos recursos de los que dispone, Joy fabrica la “Miracle Mop” a pequeña escala, incluso con sus propias manos. A medida que se desarrolla el proyecto y las estrategias de publicidad y marketing dan sus frutos, la fregona pasará a producirse en cadena. Así mismo, Joy atiende a cuestiones tan importantes como la logística y la distribución.
David O. Russell centra gran parte de la trama en el aspecto del marketing y la publicidad, en la importancia de anunciarse en los medios adecuados, en este caso la televisión por cable, y la imperiosa necesidad de conocer el producto que se vende y a quién se vende. De hecho, es la propia Joy la que toma las riendas de la campaña comercial, cosa que levantará ampollas entre sus compañeros masculinos, momento en el que el director y guionista aprovecha para tratar el tema de la figura femenina en el trabajo.
Pero por encima de todo, la lección que todo emprendedor debería aprender al ver Joy es que, crear un negocio desde cero es cuestión de actitud, trabajo duro y perseverancia. Puede que Joy no sea una obra maestra cinematográfica pero sin duda es un fiel reflejo del camino del emprendimiento.
FICHA TÉCNICA:
Director: David O. Russell
Intérpretes: Jennifer Lawrence, Bradley Cooper, Robert de Niro
Año: 2015
Distribuidora: 20th Century Fox