Ante todo lo primero que debemos hacer cuando queremos mejorar nuestra productividad es establecer claramente cuáles son los objetivos que queremos alcanzar en nuestro trabajo y cuáles son las formas de llegar a ellos. A partir de esta reflexión debemos analizar qué tareas nos llevan a conseguir eficazmente los resultados y cuáles no son tan importantes y , por tanto, podemos relegar a un segundo plano.

Para ello podríamos seguir el siguiente planteamiento:

1. Identificar cuáles son nuestros objetivos. Qué queremos conseguir.

2. Establecer un orden de prioridades en las tareas de nuestro día a día. Diferenciando lo que esimportante y urgente de lo que no lo es tanto. Para esto es muy útil establecer una agenda diaria de todo lo que tenemos que hacer. Una vez finalizada nuestra jornada laboral dejar preparada la agenda con las tareas a realizar al día siguiente. Siempre hay que tener en cuenta que se pueden presentar imprevistos que cambien el curso de los acontecimientos pero es importante tener controlado todo lo que esté en nuestra mano.

3.Tener claro los tiempos que debemos dedicar a cada tarea en función de su orden de urgencia/ importancia.

4. Establecer los timinings / dead lines/ fechas de entrega de cada tarea.

5. Diferenciar cuales son las acciones que nos llevan a la consecución de los resultados y cuales son accesorias tratando de minimizar nuestras últimas.

6. Aunque es muy complicado debemos controlar el entorno. Es decir, todo aquello que suponga interrupciones innecesarias o que rompa nuestro ritmo de trabajo

7. Saber decir “ No”: es mejor ser sincero y no asumir más trabajo del que podemos abarcar que aceptar todo y no llegar a nada.

Almudena García es HR Consultant y colaboradora en el área de Recursos Humanos de la Escuela de Negocios de la UEMC.